El DOCM inicia el expediente para declarar Bien de Interés Cultural la Casa de la Tercia

El inicio del expediente como BIC de la Casa de la Tercia responde al valor histórico y patrimonial de una construcción clave para la historia del municipio por ser uno de los ejemplos mejor conservados de estas Terceras en la provincia de Ciudad Real.

 

El edificio está enmarcado cronológica y estilísticamente en el periodo renacentista, caracterizado por su sobriedad remarcada en una planta rectangular cuya distribución interior respondía directamente a su destino como almacén de cereales y otros productos agropecuarios, una sencilla composición exterior y una fábrica con gruesos muros de mampostería caliza careada, muy regular, que sólo se rompe mediante el uso de sillares de arenisca roja en las esquinas, jambas y aleros, con un esquema constructivo habitual para estos edificios durante el siglo XVI.

Su interior, diáfano, aunque dividido longitudinalmente por un muro de carga, abierto en sus dos plantas mediante una serie de arcos de medio punto, que soporta las grandes vigas de madera que forman el forjado intermedio del edificio y la más liviana estructura de la cubierta, se repite en las dos plantas que conserva, se cubre con un tejado formado con una serie de cerchas que soportan la tablazón sobre la que se colocaba la teja curva.

Un edificio propiedad de la Iglesia dedicado al cobro de la Tercia Real, un impuesto correspondiente a una tercera parte del diezmo, destinado a la financiación de la Corona Real de España.

Santiago Lázaro, Alcalde de Campo de Criptana se mostraba orgulloso por el inicio de este expediente para declarar esta construcción, probablemente la más antigua de la localidad, como BIC para “darle la protección que se merece y recuperar el esplendor que nunca debió perder y que sin duda permitirá ampliar el patrimonio histórico de Campo de Criptana”.

Aunque desde su construcción ha sufrido numerosas intervenciones de reparación, mantenimiento o reforma (la primera de la que se tiene constancia, en 1657) que han alterado el aspecto original, se reconocen en ella todas sus características originales y sigue ofreciendo una visión unitaria, de conjunto, majestuosa y sólida de una arquitectura relacionada con el pasado agrícola de la localidad, de la que también forman parte, en la misma localidad el Pósito Real, los Molinos de Viento y el Pozo de Nieve.